"Los jovenes de hoy no tienen verguenza... y yo tengo verguenza por ellos"
La primer película fracesa en 21 años en ganar la Palma de Oro en Cannes. ¿Lo merece?
Fuera de los efectos especiales y las explosiones de Hollywood, bien lejos del cine de auteur de Tarantino o las excentricidades de Jim Jarmusch que brillan por lo suyo, se sienta el cine frances en un trono muy antiguo y que ha luchado mucho por mantener, que a veces no merece y que en extrañas ocasiones se da el gusto de mostrar al mundo su potencial.
De la mano de uno de los realizadores, en mi opinión, mas interesantes de la Francia actual "Entre los muros" es una de esas películas que no se ven muy a menudo; su realización artística y su compromiso emocional responden mas a los recuerdos personales que invisten a todos aquellos que hemos atravezado el secundario, mucho más que la lógica de una trama que sea consecuente con una historia que procede a través de nudos, complicaciones y desenlaces.
Y es que la historia de la secundaria no posee nudos ni desenlaces, tal vez si complicaciones; personalmente al menos puedo decir que al haber sido estudiante de secundario, en medio de la cursada uno no ve el proceso como algo que se inicia y concluye y que de alguna manera nos formará o tendrá consecuencias sobre nuestra persona; fue un "aqui y ahora" una vivencia para la cual no importa el inicio y el final, solo el año lectivo. Y esto lo demuestra la película de forma sublime: el año comienza y termina, las acciones de los personajes son consecuentes en relacion a ese año particular y con quienes deberán interactuar; sus complicaciones son mundanas, sus relaciones son normales, sus actitudes son típicas. Todo esto se encarga de reflejar la película excelentemente.
En este caso, concentramos nuestra atención en la relación con su clase de un profesor de Francés, de nombre FranÇois Marin, con su clase del año lectivo correspondiente. El personaje de FranÇois es retratado por nada menos que el autor de la novela en la cual esta película esta basada: FranÇois Bégadeau. Este hombre no sólo entonces protagoniza la película y escribió su novela original, sino que también fue el escritor de la adaptación cinematográfica de esta novela que escribió basandose en su experiencia como profesor de literatura en París. Vale resaltarlo pues nunca he visto tal dedicación a mantenerse fiel a un material original que dejar que su verdadero autor sea el controlador del proceso, junto a su director Laurent Cantet, un excelente pintor de las relaciones humanas.
Para ello les ayuda cierto recurso que no había notado en otro cine que en las películas de baja producción argentina: Utilizar los verdaderos nombres de los actores para nombrar a sus personajes. Así ayudan ellos desde su lugar a comprometerse emocionalmente con los eventos que se suceden; no son personajes en la forma estricta del término. Al dirigirse a ellos por su nombre real, reaccionan como personas reales, y eso se nota. Así nos comprometemos emocionalmente con los personajes, nos enojamos con los profesores, nos indignamos con los alumnos, sentimos y damos razones de la forma que pocas películas logran y que muchas otras desearían lograr.
El realismo que presenta las situaciones, desde el punto de vista de los profesores desbordados por el mal comportamiento de sus estudiantes, sus actitudes, su violencia y su cooperación; la injusticia y enojo que se percibe por parte de los personajes por la culpa que supone que un profesor reaccione violentamente frente a un estudiante mal comportado, y mal educado. Todo este cuadro es tan natural que no es necesario profundizar demasiado en él para comprender y simpatizar con los personajes.
La historia no es una sola, los personajes exceden cualquier visión y sus complicaciones o relaciones personales estan mas allá de la escuela. Pero el caldo de cultivo es uno, y como nos dice el título de la película: Es "entre los muros" en lo que concentraremos nuestra atención y entonces veremos converger o diverger las historias que otrora solo podremos pecibir por los escuetos diálogos que profieren algunos personajes.
La película trata al sistema educativo (francés; muy similar al nuestro) como un proceso altamente burocratico, pero que pone en juego la tolerancia y la comprensión de seres humanos que intentan guiar o contener a otros seres humanos aun mas allá de sus encuentros y desencuentros. Muestra como el éxito o el fracáso de un alumno no determinará su humanidad pero si tal vez sus formas cívicas; y como a veces esta muy por fuera de los profesores el conceder exito o fracaso a los alumnos en particular.
Durante parrafos y parrafos podría hablar y discutir sobre la efectividad de la escolaridad actual y las prerrogativas vocacionales que supone la existencia de actividades que intentan elevar el espiritu pero que a la vez les atan con privaciones burocráticas. Lo cierto es que esta película, ganadora del festival de Cannes 2008, se encarga de pintar un retrato moderno, crudo y acertado de las relaciones de los estudiantes en un barrio mas bien complicado de Paris. El merecimiento de la Palma de Oro es incuestionable, y podemos estar de acuerdo con el presidente del jurado (Sean Penn) cuando sumamos un voto a la decisión unánime que finalmente le concedió el premio.
Veredicto: Muy recomendable
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