sábado, 5 de julio de 2008

My Blueberry Nights (2007) / Argentina: 2008


"¿Cómo le dices adiós a alguien cuando no puedes imaginarte viviendo sin él?"


La nueva obra de Wong Kar Wai cuenta la historia del viaje que emprende Elizabeth (la cantante de jazz Norah Jones), en busca de la auto superación tras descubrir que su novio le engañaba. Ésta es la historia que compartirá con el dueño de un café neoyorquino (Jude Law) quien la conforta con su oído y pasteles de arándano, antes de viajar de un extremo al otro del país conociendo en el camino un par de personajes singulares y sus experiencias respecto al amor.

Ya Wong es conocido en el mundo del cine como el creador de piezas magistrales que rondan en los sentimientos humanos (particularmente el amor, el desamor y la soledad) como sus más famosos trabajos “2046” (2004), “In The Mood For Love” (2000) y “Happy Together” (1997). Esta es simplemente otra de esas historias que muchos comprenderán y tendrán por supuesta como uno de los trabajos decisivos de Wong, ya que es su primer intento de llegar a la audiencia occidental trabajando con actores angloparlantes y una historia escrita por él mismo en colaboración con Lawrence Block, pieza fundamental para atravesar la barrera del lenguaje.

La fotografía, la iluminación y la dirección tienen el sello de Wong en todas partes; sus ya famosos trenes en la noche que se mueven cono gusanos serpenteantes a los cuales Wong se las arregla para establecer como un símbolo romántico de la velocidad de las relaciones humanas y como iluminan vagamente la noche de forma sensual.

Así también podemos ver los carteles de luces de neón (que abundan en todas las películas de Wong) y las cámaras alentadas en ciertas oportunidades que trabajan, y me repito, sensualmente con el ojo del espectador.

Es que justamente “sensual” es lo que necesitamos tener en cuenta para entender ésta película, y es uno de los atributos, por el cual no median las palabras, que pueden trasladarse de cultura a cultura sin demasiada distorsión. Esto mismo no sucede con la historia, ya que más allá del contento tan personal y primordial que provoca en el espectador una película de Wong, en ésta oportunidad y conociendo al director, es inevitable la sensación de que algunas cosas se han perdido en la traducción.

A veces los sentimientos, todo eso que no se dice pero que se ve en las caras de los personajes, son transportados a la pantalla con líneas para los actores que se encuentran lejos de necesitar.

Podemos decir, entonces, que en ésta película sobran las palabras. Cualquiera que haya visto otra película de Wong va a entender lo que quiero decir. Y si no has visto todavía ninguna, te recomiendo fuertemente que no tengas miedo en dejarte llevar con la belleza de las historias de éste director chino.

Las críticas más repetidas que he escuchado sobre ésta película es que Wong Kar Wai ha embellecido tanto a los Estados Unidos con la visión de éstos personajes, y también, por qué no, con la bellísima fotografía que caracteriza sus obras (de esto podemos culpar a Judy Rhee, cuyo previo trabajo en la dirección artística de “Requiem For A Dream” [2000] se nota de a ratos en ésta película y también a William Chang, fiel editor de Wong, quien ha trabajado con él desde “Chung King Express” [1994] ). Ahora bien, escuchar esto como una crítica para una película me entristece y me da cuenta por qué hasta los directores americanos prefieren trabajar en historias de amor que se den fuera de los Estados Unidos; lo que pasa es que algunos críticos no tienen ya un dejo de imaginación y su desconfianza los convierte en seres apáticos para los que “My Blueberry Nights” definitivamente no se encuentra dirigida.

Otra de las críticas es el casting, fundamentalmente de quien encarnaría el personaje principal de la película: Norah Jones. Hay que decir que éste es el debut en pantalla grande de la artista de jazz, y es posible que los productores hayan querido traducir la sensualidad de su voz a la pantalla mediante éste personaje. La verdad no es algo que funcione al 100 %, pero siendo ésta la primer chance de Jones para trabajar en la pantalla grande, se le debe un mínimo de respeto. Su personaje no llama tanto la atención como si con quienes se encuentra en el camino.

Incluyendo a la muy capaz (y siempre sensual) Natalie Portman como apostadora de Nevada cuya perspectiva del amor pasa con la relación con su padre.

La realidad es que la película la roban David Strathairn y la hermosa Rachel Weisz como una problemática pareja de Louisiana; sus actuaciones son de primera y el espectador se ve inevitablemente atraído por estos personajes y su conflictiva, comprendiendo las emociones de cada uno y la situación por la que están atravesando. Lamentablemente, la falta de elaboración en la historia de ambos no permite una expresión total de los personajes, de esto sufre exactamente Leslie (Natalie Portman). Pero por otro lado, las actuaciones son tan fuertes que su introducción en la historia y el desarrollo de su conflicto son en verdad el punto alto de la película.

Eso y la alegre actuación de Jude Law que no tiene desperdicio alguno y que opaca en la pantalla, lamentablemente, la presencia de Norah Jones.

Si bien, como ya se dijo, éste es el primer intento de Wong Kar Wai en una producción completamente anglosajona; no es una película que recomendaría para empezar si nunca han visto una película de Wong. Más allá de éstos, quienes sigan su obra sentirán derretirse ésta película en sus corazones como el helado de vainilla sobre los pasteles de arándano. Y quien entre al cine buscando una experiencia marcadamente occidental tendrá grandes dificultades para entender por qué esta obra es otra pieza de arte en la colección de uno de los cineastas asiáticos más fantásticos de los últimos tiempos.

Veredicto: Para ver una vez.


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